"La Soledad de los Números Primos" Paolo Giordano

Mattia y Alice son los protagonistas de esta historia, que habla acerca de la soledad, una soledad que muchos de nosotros vivimos y sentimos a diario, aunque muchas veces, estemos rodeados de personas. Mattia es un niño prodigio, en cuanto a su inteligencia se le podría describir como superdotado. Para él las matemáticas son un mundo que entiende, en el cual puede moverse sin errores y sin obstáculos. La vida en cambio, no le es normal, la interacción con otras personas no le resulta natural, vive imitando movimientos del mundo que lo rodea, como caminar, sentarse, pedir un taxi, todas las actividades que para todos nosotros son normales, a él, le resultan extrañas. A Alice no le gusta esquiar pero su padre la obliga a aprender ese deporte. Durante un curso de verano Alice sufre un accidente que la dejará tanto con secuelas físicas (una pierna tiesa y una cicatriz en el abdomen), y emocionales.

Alice y Mattia se conocen en el colegio e inmediatamente sus vidas se ven unidas por redes invisibles, pero fuertes. Desadaptados socialmente, Mattia queriendo ser invisible y Alice luchando por integrarse, por ser normal, pero sin conseguirlo.

¿Cuál es la naturaleza de la soledad? ¿Podemos luchar contra ella, o es que algunas personas estamos destinadas a tener que vivir con ella, tal como Alice y Mattia, que aunque intentaban unirse, siempre había algo, un número par, que se los impedía?.

En el caso de los personajes de este libro, es su niñez la determinante en su soledad tanto adolescente como adulta. Nuestra crianza, nuestra relación con nuestros padres y nuestros pares, nuestra educación y nuestros traumas y accidentes cuando somos niños, dejan cicatrices imborrables en nuestras mentes y muchas veces, cuerpos.

Alice es hija única y sus padres nunca han comprendido quien es realmente, ejecutan un teatro diario donde todos pretenden conocerse y donde fingen estar cerca. Alice es un número primo hermano desde el momento en que nace, o desde el momento que sus padres deciden pretender que todo esta bien, que no está demasiado flaca, cuando sus padres dejan de escucharla y de mirarla, y cuando ella decide que puede hacer con su cuerpo lo que quiera, incluso hacerle daño.

Los padres de Mattia viven en un mundo paralelo al de su hijo. Nunca lo abrazan, nunca lo tocan, nunca lo tratan como a un niño; existe un vidrio invisible entre ellos y su hijo, un vidrio que no permite contacto entre ellos, sólo interacción mecánica: un buenos días, un como te fue, siempre un bien de respuesta y con eso basta para que dejen de preguntar. Mattia, al igual que Alice, tiene un secreto, un trauma infantil que definirá sus acciones y su forma de comportarse, su vida, su carrera y su mundo.

Mattia tiene un amigo en el colegio, Denis, quien está enamorado en secreto de él. Ambos andan juntos siempre, hablan poco pero sin embargo hay algo en el espacio entre ellos que los une. Denis no acepta su homosexualidad. ¿Por qué muchas veces tenemos secretos que no somos capaz de contar a nadie, salvo a nosotros mismos? ¿Será por el temor que al decirlos en voz alta, puedan volverse más reales? O será, ¿porque todos necesitamos un poquito de soledad en nuestras vidas, porque tememos entregar todos nuestros miedos y pensamientos a otras personas, que en cualquier momento pueden dejar de ser parte de tu mundo?

¿Es acaso la soledad algo inevitable para muchos de nosotros? ¿Acaso nuestras relaciones personales son sólo un intento para burlar el destino y fingir que está todo bien en nuestras vidas?. Puede que si exista una forma de vencer a esta soledad que se cierne sobre nosotros, tal vez no a toda ella, pero si una parte. Podemos ir despedazándola de a poco, cuando tenemos un amigo, quizás igual de solitario que uno mismo, pero capaz de entenderte y hablar el mismo idioma; cuando nos enamoramos y somos capaces de regalarle a otra persona una parte de nosotros mismos, estamos también eliminando una porción de esta soledad presente siempre, pero que en pequeños momentos como durante un beso, una caricia, una sonrisa, somos capaces de olvidar.

"Los números primos sólo son divisibles por 1 y por si mismos. Hay números primos especiales que los matemáticos llaman, primos hermanos, los cuales si bien están cerca el uno del otro nunca llegan a tocarse, porque siempre hay un número par entre ellos, como el 11 y 13, 17 y el 19 o el 41 y 43. Uno puede seguir contando y darse cuenta que a medida que se avanza cuesta cada vez más encontrar a un par de estos primos hermanos, pero sin embargo, siempre aparecen" Los números primos están destinados a vivir su soledad y llevarla junto con el peso de los años, sobre los hombros, al igual que Mattia y Alice, y al igual que muchos de nosotros.

 

Este es un libro que habla de seres ficticios, pero a la vez, es capaz de retratarnos a todos.

 

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